En esta clase teórica tratamos de nuevo el estrés, esta vez basándonos en las estrategias de afrontamiento.
Existen diversas estrategias para afrontar el estrés o coping: según el objetivo pueden estar basadas en el problema (evitar el problema o anticiparlo y prevenirlo), o en la emoción que nos genera ese estrés, y según la naturaleza o tipo de proceso pueden ser cognitivas o conductuales. Los esfuerzos cognitivos y conductuales pretenden manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo.
- Los comportamientos adaptativos reducen la activación biológica; sustituyen, no modifican la situación de estrés, pero en todo caso reducen la activación.
- Las conductas de lucha buscan el control de la situación. Pueden ser protectoras o no en función de sus determinantes cognitivos, manteniéndose crónicamente sin aliviar la tensión. Ejemplo: patrón de comportamiento tipo A.
- Inhibición conductual: indefensión que intenta reducir el estrés desconectando del entorno.
En todo caso, cabe tener en cuenta que:
- Tomar el estrés como una oportunidad en lugar de como una amenaza resulta protector.
- El contacto físico modula el estrés. Por ejemplo: el método canguro en los recién nacidos resulta tanto o más beneficioso que el empleo de la incubadora.
- Desplazar una preocupación muy intensa por otra de menor intensidad o menos dañina resulta protector para el estrés. Por ejemplo, ante el estrés que le produce a un padre el pensar la posibilidad de que su hijo pueda morir durante su ausencia mientras él se encuentra de viaje de trabajo, sería beneficioso que cambiara ese pensamiento por otro menos dañino como podría ser:” ¿y si se siente solo en mi ausencia?”.
"Fórmula antiestrés: primero no preocuparse por las cosas pequeñas, y segundo, recordar que casi todas las cosas en esta vida son pequeñas". Adam J. Jackson.
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